Éste es un concepto extraído del Libro de Códigos co-creado por el grupo de investigadores comunitarios. En el contexto de nuestra codificación, definimos esto como fragilidad, sensibilidad y/o cierre ante el cambio o la confrontación. Aplicamos este código cuando las personas demuestran estos comportamientos en reacción a discusiones sobre raza y/o equidad.
Este es un concepto importante en el que pensar al hacer un trabajo antirracista porque tener fragilidad en torno a los problemas o la raza y la equidad puede obstaculizar profundamente el proceso y hacer que las personas eviten hacer un trabajo de equidad por completo. Cuando surge la fragilidad, el enfoque se desvía del tema de la raza y la equidad y, en cambio, se centra en los sentimientos y pensamientos de quienes tienen el privilegio y el poder racial.
A modo de ejemplo, pensemos en los espacios en los que se trabaja en equidad. Estos espacios muchas veces pueden generar discusiones incómodas para quienes tienen privilegios raciales mientras trabajan para enfrentar problemas que pueden señalar sus propios prejuicios raciales. En estos momentos de incomodidad, las personas blancas pueden sentirse enojadas o molestas por estas conversaciones. En este momento, la fragilidad se actúa si el individuo se desconecta o se pone a la defensiva en lugar de reflexionar sobre su incomodidad y mirar introspectivamente a su propio privilegio y poder. La fragilidad ocurre cuando las personas con privilegios dirigen su energía hacia el exterior en lugar de hacia el interior, muchas veces culpando de su incomodidad al grupo minoritario en lugar de verlo como un indicador de un área de crecimiento. La fragilidad a menudo da como resultado la negación del propio poder y privilegio, por ejemplo, cuando una persona blanca niega la existencia del “privilegio blanco” y se ofende porque ha sido etiquetada como privilegiada.
